“Echarle la culpa del desastre del mundo a los malvados es subestimar a los imbéciles”
(Oscar Wilde)
Una dosis de realidad, de la calle, nuestra calle:
Herminia tiene 82 años. Padece insuficiencia cardiaca clase III, EPOC, insuficiencia renal crónica estadio IV, diabetes mellitus tipo 2, obesidad mórbida, hipertensión arterial e hipertrigliceridemia, para lo que toma 16 fármacos. Está sentada la mayor parte del día, con quejas. Hay que discutir mucho con ella para que deambule por el pasillo de casa o salga a la calle con ayuda de un bastón. Todavía se asea sola, pero con supervisión. Come sola.
Y su familia está desbordada. Cada 6 meses vive con un hijo. Ahora está con su hija, el marido de ésta y sus dos nietos menores. Los conflictos familiares se han multiplicado desde que está en esta casa. Aunque tiene concedida la ayuda de dependencia hace dos años, no la recibe, como tantos madrileños en situación parecida. No tiene ayuda domiciliaria, porque vive en una población del extrarradio de una ciudad de 300.000 habitantes.
Ha acudido ocho veces al Centro de Salud en los últimos seis meses y ha ingresado dos veces en los últimos nueve meses. Tiene pendientes citas con diversos especialistas (Endocrinología, Cardiología, Neumología, Neurología y Geriatría) en los próximos seis meses y tres pruebas complementarias (ecografía, analítica y espirometría).
Herminia representa a más del 78% de nuestras madres y abuelas.
Otra dosis de realidad: las declaraciones de uno de los profesionales de la política que nos gobiernan en Madrid.
La Consejería de Sanidad estudia la posibilidad de ubicar hasta 130 camas de media y larga estancia en el Hospital Universitario de Móstoles. Así lo ha explicado el consejero de Sanidad Jesús Sánchez Martos a preguntas del diputado socialista José Ángel Gómez Chamorro[1].
Pero empecemos por este final y la posibilidad de que Herminia sea una de las destinatarias de esas camas reconvertidas anunciadas por el Consejero.
En gestión sanitaria, una cama de un hospital de agudos tiene como objetivo reducir la crisis (orgánica o mental), como una apendicitis, planteada con unos medios amplios y en un corto espacio de tiempo (menos de 7 días de media en España).
Sin embargo, una cama de un hospital de media estancia atiende problemáticas subagudas con riesgo de complicaciones evolutivas, como por ejemplo lo es un ictus cerebral, empleando medios menores y en un espacio de tiempo más prolongado (menos de 60 días en el Hospital de Guadarrama).
Por último, una cama de larga estancia integra pacientes con dolencias de larga duración, como por ejemplo en una esquizofrenia residual, y su tiempo de permanencia pude superar muchos años.
Según esto, ¿qué pretende hacer el Consejero de Salud de Madrid?
Desde hace tiempo, Jesús Sánchez Martos, aparece con alguna de sus “ocurrencias”. El problema es que estas ocurrencias tienen costes. Y, al final, se observa, que no son ingenuas, sino que obedecen a una forma determinada y concreta de sentir, pensar “y negociar” con la sanidad pública de Madrid, y por extensión, con la salud pública de los madrileños.
Desde el 26/06/15 le hemos visto en sus salidas ‘insistentes y reiteradas’, con reproches incluidos, sobre las restricciones y los ‘necesarios’ permisos de los progenitores a los menores que quisiesen someterse a un aborto, algo sobre lo que tuvo que rectificar y pedir disculpas[2].
También conocemos su forma de gestionar los recursos, como por ejemplo fue la destitución de la directora de enfermería de un centro de salud tras poner de manifiesto el desabastecimiento de determinada vacuna en su centro, de referencia en este caso, para la vacunación de mujeres embarazadas contra la tosferina, enfermedad que puede ser grave en los recién nacidos[3].
Lo mismo con decisiones intempestivas como fue el adelanto de citas o la anulación de camas de habitaciones triples en hospitales, después de que algunas personas expresaran esas deficiencias por Twitter.
Podríamos seguir con más “perlas”, pero la última situación vivida con este cargo hace necesaria una reflexión, porque realmente no parece tan gratuita y, tal vez, ello puede iluminar sobre cuál es el Modelo de sanidad que subyace en su gestión personal y de su equipo de apoyo.
Se trata de su nuevo experimento: La posibilidad de ubicar hasta 130 camas de media y larga estancia en el Hospital Universitario de Móstoles, lo que fue explicado en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, con fecha 06/04/17[4]. Esta posibilidad se contemplaba, a medio plazo, en el nuevo Plan Funcional que preparaba la Consejería para el centro. Pero las cosas no quedaban ahí, porque días después amplía la propuesta a siete hospitales de Madrid donde, en principio, se iban a transformar camas de agudos a media y larga estancia: La Paz, Gregorio Marañón, 12 de Octubre, Getafe, Móstoles y Príncipe de Asturias[5].
Su justificación se centraba en un supuesto estudio demográfico y de necesidades que se había realizado que apuntaba que “se va a mantener la población, pero va a envejecer”[6], anticipándose un cambio del perfil epidemiológico de la población, marcado por un incremento de las enfermedades crónicas, lo que hacía necesario disponer de más camas de media y larga estancia. Como colofón en la Asamblea de Madrid comentó a la oposición “Tienen ustedes que actualizarse”[7].
Con fecha 26/04/17, tras la contestación de muchas organizaciones y la movilización activa de trabajadores y ciudadanos, admitió a Efe que “quizás” su departamento se equivocó en “los tiempos de comunicación”[8] de la propuesta.
Dos días después, con fecha 28/04/17, la Consejería de Salud anuló cualquier actuación sobre el futuro del Hospital Universitario de Móstoles y, específicamente, las propuestas referentes a crear camas de media y larga estancia. Argumento esgrimido para la rectificación fueron “las discrepancias entre los datos y argumentos expuestos por el equipo directivo del Hospital de Móstoles y los contemplados en el informe preliminar de gestión sobre el futuro de las camas de este centro»[9].
¡Vaya!, en pocos días sabemos que no se trata de un error en los tiempos de comunicación como indicó y que quien tenía que actualizarse y, una vez más mostraba su ignorancia, era el Consejero.
A pesar de todo, no da marcha atrás en su plan general de instalar camas en hospitales generales. Sólo lo hace, de momento, en el Hospital de Móstoles, aplazando la medida al conjunto de los hospitales de agudos de Madrid y supeditando “cualquier acción futura en este ámbito a un Plan General que se encuentra en fase de elaboración y afectará a todos los centros hospitalarios»[10].
Y ahí es donde tenemos el núcleo de la cuestión de la que no podemos desviarnos.
El aumento de la esperanza de vida (vivimos más años, está claro), las mejoras en salud pública (evidentes si las comparamos con la situación de higiene, potabilización, etc. de nuestros abuelos) y en atención sanitaria, así como la generalización de estilos de vida poco saludables (tabaquismo, dieta inadecuada, sedentarismo)[11], han convertido a las enfermedades crónicas en el patrón epidemiológico dominante en España y en los países desarrollados.
Además de su impacto personal sobre pacientes y personas cuidadoras, tienen un impacto económico creciente sobre familias, comunidades y la sociedad en general. Además, provocan una demanda creciente de servicios en todos los Sistemas Nacionales de Salud (SNS) que se traduce en una mayor utilización de recursos sanitarios (atención de urgencias hospitalarias, de prestaciones farmacéuticas, etc.)[12].
Lo que resulta evidente es que no se puede afrontar a este tipo de pacientes desde la perspectiva tradicional de atención individual a las enfermedades agudas, modelo vigente actual en nuestro sistema de salud[13].
Por si no lo saben, una cama en un hospital de media y larga estancia suele costar hasta seis veces menos que la de agudos en un hospital general[14][15]. Son datos de un informe que aglutina grupos especializados, sociedades científicas e incluso grupos privados.
Es decir, según el coste de las 130 camas de agudos del Hospital de Móstoles, podría ser equivalente al coste de hasta 780 camas de media y larga estancia.
Sólo como referencia, el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) tiene 3 hospitales dedicados a media y larga estancia con 574 camas, de las que en 2015 Sanidad reconoció que estaban “sin utilizar”[16]. Repito, sin utilizar.
Observe que el “experimento Móstoles” plantea ubicar en un hospital general camas de media-larga estancia que generan un gasto equivalente a la financiación de un 150% de camas media-larga estancia en hospitales dedicados a ello.
Un enfermo crónico, hoy en día, es un paciente con varias patologías, eminentemente crónicas: incapacidad, merma en su autonomía, fragilidad clínica, etc. Es un “enfermo crónico complejo” (y frágil), tal y como es definido en el argot sanitario[17].
A partir de este concepto, la enfermedad de base ha dejado de ser lo relevante, siendo necesario incidir más en la importancia de la los problemas clínicos asociados que presenta y la limitación de las funciones básicas en la vida diaria del paciente.
La condición de enfermo crónico, el caso de nuestra Herminia, supone en la actualidad un desafío a gran escala para los actuales grupos familiares (frágiles y en deconstrucción) y, también para el propio sistema sociosanitario, por su relación directa entre cronicidad y dependencia. Además de asociarse a un consumo de recursos sanitarios que, de no abordarse de forma específica, pone en peligro la sostenibilidad del sistema de protección social y sanitaria en su conjunto[18].
La respuesta que precisan este tipo de enfermos crónicos requiere pasar del tradicional modelo de atención curativa (caracterizado por contactos episódicos y centrados en procesos agudos o descompensaciones), a una organización sanitaria centrada más en el cuidado, que insista más en controlar y conocer los diferentes estadios evolutivos de la persona, que en el diagnóstico. Y también el cuidado del cuidador principal.
Ya no es estamos ante una persona con una sola enfermedad, sino ante un paciente en situación de incapacidad, con merma en su autonomía, progresiva fragilidad clínica y con varias patologías crónicas. EI Barómetro EsCrónicos, apoyada por 19 organizaciones de pacientes de nuestro país que agrupan a casi mil asociaciones que reúnen a 350.000 personas que padecen una enfermedad crónica o síntomas cronificados, publicado en el año 2015 y realizado en España, identifica un total de 28 enfermedades crónicas[19].
Herminia es una paciente frágil y con varias patologías crónicas. Sus problemas son físicos (deterioro funcional, cognitivo), de salud mental (estrés emocional, ansiedad) y sociales (deterioro de la función social). Y arrastra una problemática familiar (relacionada con los cuidadores, su dedicación y el consumo de tiempo y recursos).
Y para un abordaje adecuado y de calidad de este paciente crónico, complejo y frágil, el lugar menos adecuado es un hospital destinado a la atención de patología aguda. Además del alto coste de sus recursos, el cuidado adecuado de estos pacientes es algo forzado y difícil de conseguir, cuando no se incrementa la morbilidad. Los que trabajamos en un hospital de agudos lo vemos todos los días: La cama de agudos ‘hace enfermar, deteriora al paciente crónico e incrementa su morbilidad y mortalidad’.
Un enfermo crónico, hoy en día, es un paciente con varias patologías, eminentemente crónicas: incapacidad, merma en su autonomía, fragilidad clínica, etc. Es un “enfermo crónico y complejo” (y frágil)
Una revisión sistemática publicada, por cierto, referida en la Estrategia de Atención a Pacientes con Enfermedades Crónicas en la Comunidad de Madrid[20] (¿acaso este gobierno no lo conoce?), concluye que la hospitalización a domicilio reduce de manera significativa la mortalidad en los primeros seis meses, reduce la estancia media hospitalaria entre 5 y 13 días en caso de ingreso y los pacientes muestran mayor satisfacción[21].
Se lo vamos a contar de forma directa y operativa:
Herminia, que es madre de una enfermera que trabaja en un hospital de agudos, tiene de forma indirecta una red y unos circuitos de apoyo armados por su entorno que evitan lo máximo posible su permanencia en las camas de agudos hospitalarios porque saben lo que supone para su madre.
Y esto se ha repetido desde hace años, con datos publicados y corroborados hasta el aburrimiento: más de la mitad de las hospitalizaciones de pacientes crónicos podrían evitarse con un buen control de la enfermedad[22]; Un 10% de los pacientes crónicos consumen más del 55% de las estancias hospitalarias y los costes de los pacientes con más de una enfermedad crónica se multiplican por 6 respecto a los que solo representan una[23]. Volvemos a multiplicar por 6.
Todo eso en hospitales generales con camas de agudos, donde la calidad de atención integrada a la cronicidad compleja deja mucho que desear e, insisto, se incrementa las complicaciones y la mortalidad de los pacientes, cuando lo mismo, en su mayor parte, se podría hacer en centros hospitalarios de media-larga estancia con mejores resultados cuantitativos y de calidad y a un coste mucho menor. Apliquemos 6 veces menos.
¿Es este tipo de atención, basada en hospitales generales con camas de agudos, lo que queremos para nuestra madre Herminia?
(continúa en una Parte 2 >)
(Próxima Parte 2 del artículo: UN INTENTO MÁS DE DEMOLICIÓN SANITARIA: “Reconversión de camas hospitalarias o la represión de las alternativas”)
http://www.elmundo.es/madrid/2016/06/08/5758329846163fe06b8b459e.html
http://www.actasanitaria.com/wp-content/uploads/2016/12/afem-sobre-destitucion-enfermera.pdf
http://cadenaser.com/emisora/2017/04/07/ser_madrid_oeste/1491568861_999716.html
http://cadenaser.com/emisora/2017/04/26/radio_madrid/1493224407_479618.html
http://www.elmundo.es/madrid/2017/04/26/5900c50522601d7f0e8b45f6.html
http://www.elmundo.es/madrid/2017/04/29/5904ca19268e3e345a8b4611.html
http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/149296/1/WHO_NMH_NVI_15.1_spa.pdf
http://www.iniciativa.cat/sites/default/files/Sostenibilidad_SNS-FADSP_Jun2011.pdf
http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/ESTRATEGIA_ABORDAJE_CRONICIDAD.pdf
http://www.escronicos.com/images/las-cifras/las-cifras.pdf
http://www.escronicos.com/es/barometro/barometro-2015
https://ademadrid.files.wordpress.com/2014/03/estrategia-de-cronicos.pdf
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2621299/pdf/20090120s00016p175.pdf
https://www.uky.edu/~eushe2/Bandura/Bandura1999MC.pdf
Foto: Storm Thorgerson, “A momentary Lapse of Reason”, de Pink Floyd (1987)
Enlace a la publicación en el medio: http://blogs.publico.es/salud-y-pensamiento/2017/04/18/la-libre-eleccion-en-sanidad-parte-2-de-mentirosos-trileros-fulleros-y-tramposos/