Violencia contra la sanidad (parte 2): Violencia estructural, guerra molecular y miseria

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“Nos engañamos si creemos que reina la paz sólo porque podemos ir a comprar el pan sin que un francotirador nos reviente la cabeza … el nuevo orden mundial [se encuentra] bajo el signo de la guerra civil” (Hans Magnus Enzensberger, 1994)

 

En la primera parte del artículo comenzamos hablando de la destrucción de la guerra y su nueva estrategia de daño, iniciada con el bombardeo de Guernica, que ha sido sofisticada en las recientes guerras y conflictos armados como el de Siria, denunciado en un artículo publicado en la revista Lancet [ii], mediante el ataque sistemático a las estructuras y profesionales de la salud, el ataque a la salud como arma de guerra, socavando los principios y la práctica de la neutralidad médica en los conflictos armados.

 

Y esto, según los informes oficiales de la OMS [iii]. resultaba ser un patrón de funcionamiento a escala mundial, una nueva estrategia para multiplicar los efectos destructores y de terror en una guerra.

 

Apuntábamos que, también en nuestro país, entre el 8% y el 38% de los trabajadores de la salud, sufren violencia física en algún momento de su vida profesional. Y la proporción es mucho mayor cuando se consideran las amenazas y las agresiones verbales.

Igualmente, comenzamos a considerar una violencia mucho más sibilina, la violencia estructural, cuyo objetivo es mostrar, y hacer efectivas, amenazas presentes de manera institucional, incluso cuando no hay violencia en el sentido literal o amplio. Es una violencia mucho más diluida, anónima y tan dañina como las otras.

 

Se trata de la violencia que subyace a la corrupción destapada con toda su crudeza en las instituciones, la de los recortes sanitarios y sociales, la de los salarios de supervivencia y hambre que hace que la pobreza haya alcanzado en España a casi el 40 % de la población infantil [iv] y, en definitiva, la violencia ejecutada en este gran experimento neoliberal que ha sido la crisis económica reciente. 

 

  1. Analizando todo esto…

 

Me pregunto qué sucedería si cruzáramos los datos de Siria con los de España, tal vez porque nunca nos hemos hecho esta pregunta, o el enfoque para el análisis de este tipo de violencia no haya sido el adecuado.

 

La violencia de aquellos países con conflictos extremos, en crudo, parece algo lejana. Y no es así, lo tenemos en nuestro interior, en la Europa civilizada del sur.


Lo que está pasando en relación a la sanidad y el impacto de la crisis en la ciudadanía, en tanto que violencia estructural, es serio y debería abordarse como problemática de la paz


¿Acaso creemos que la violencia generada aquí, desde los recortes sanitarios y sociales de la crisis padecida, no tienen nada que ver con aquélla? ¿No tiene el eco en todos sus formatos? ¿Acaso no hay daño poblacional, control basado en el miedo, amedrentamiento de la población, destrucción de estructuras sanitarias, etc.?

 

La violencia contra la sanidad, desde Oriente hasta el Sur de Europa, ha seguido un patrón de violencia estructural que, si se mira en profundidad, está integrado en toda su amplitud por significados latentes comunes.

 

Y no es un concepto de nuevo cuño. En el año 1993 ya fue apuntado por Enzensberger en un ensayo que desató todo tipo de reacciones en Alemania. Según él, vivimos en la actualidad una “Guerra civil molecular” [v].

 

Esta continuidad de sucesión entre los diferentes fenómenos de violencia ha sido estudiada desde la Teoría de conflictos por Johan Galtung, sociólogo, matemático noruego y experto mundial reconocido por el estudio de la violencia en todas sus formas.

 

De acuerdo con la Teoría de violencia de Galtung [vi], un conflicto, como crisis y/o oportunidad, puede desarrollar un metaconflicto, es decir, una agudización negativa de la crisis que llamamos violencia, pudiendo ser de carácter planificado o espontáneo, visible o invisible, presente o futuro.

 

Para este autor la violencia tiene una triple dimensión: Directa, Estructural y Cultural. Operando con estas tres dimensiones, llamaremos violencia a la “afrenta evitable de las necesidades humanas” [vii].

 

 

Los tres conceptos de violencia, directa, estructural y cultural, conforman el denominado triángulo de la violencia, integrando las tres formas diferentes de violencia relacionadas entre sí.

Y ahí tenemos el meollo de la cuestión, porque la progresión de un tipo de violencia desemboca en otras. Es cuestión de tiempo y empeño.

 

La violencia directa es la violencia manifiesta, la más evidente y cinematográfica. Caracterizada habitualmente por su evidencia física, verbal o psicológica.

 

Por el contrario, la violencia estructural es una violencia intrínseca a los sistemas sociales, políticos y económicos que gobiernan los grupos y las sociedades. Es la más extendida, confusa y profunda. Su relación con la violencia directa correspondería con la parte del iceberg no visible, que se encuentra sumergida en el agua.

 

Y, por último, la violencia cultural como “aquellos aspectos de la cultura, en el ámbito simbólico de nuestra experiencia, materializado en la religión e ideología, lengua y arte, ciencias empíricas y ciencias formales y símbolos, que puede utilizarse para justificar o legitimar la violencia directa o estructural” [x]. Sería la suma total de todos lo que sirve para justificar la violencia directa[xi].

Viéndolo desde aquí, y aplicándolo al ámbito de la violencia sanitaria ¿dónde le parece a Usted. que estamos en estos momentos en nuestro país?En los últimos años, la violencia cultural contra la salud ha sido una constante. El desmontaje progresivo de los conceptos de salud, sanidad, necesidad y seguridad, ha tenido en el ámbito de la gestión sanitaria un marketing claramente planificado.


Sólo hemos necesitado la crisis para ver cómo se pone en marcha una violencia estructural contra la salud, sin precedentes en nuestro país y en la Europa del bienestar, a través de recortes sanitarios, reducción de plantillas, cierre de centros y dispositivos y recorte de prestaciones.


Y sólo hemos necesitado la crisis económica reciente para ver cómo se pone en marcha una violencia estructural contra la salud, sin precedentes en nuestro país y en la Europa del bienestar, a través de recortes sanitarios, reducción de plantillas, cierre de centros y dispositivos, recorte de prestaciones, etc.

 

Como puede observar, ya hemos subido varios escalones de la pirámide de Galtung, ¿No cree que estamos más cerca de Irak, de lo denunciado por The Lancet o de los informes de la OMS?

Ni la problemática de los refugiados ni la violencia sanitaria en ese lugar del mundo nos es ajena. Tampoco las soluciones de descontrolados como Trump.

 

Aunque suene conocido, sería interesante recordar el poema Ellos vinieron de Martin Niemöller (1892-1984) [xii].

 

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí,
no había nadie más que pudiera protestar

 

  1. Buscando soluciones, que las hay,…

 

Espero que no lleguemos tarde. Lo que está pasando en relación a la sanidad y el impacto de la crisis en la ciudadanía, en general, en tanto que violencia estructural, es serio y debería abordarse como problemática de la paz. Mientras no lo abordemos desde ahí, seguiremos con resultados como hasta ahora, inefectivos.

 

La gran complejidad de los problemas, peligros y oportunidades que emergen de la violencia en general y la que nos ocupa en nuestro medio y en nuestro país, requiere respuestas igualmente complejas y multidimensionales.

 

Y existen respuestas, siempre y cuando hagamos las preguntas adecuadas.

Galtung propone la reconstrucción (tras la violencia), la reconciliación (de las partes en conflicto) y, sobre todo, la resolución (del conflicto subyacente)[xiii]. Las tres categorías operan contemporáneamente de forma simultánea.

 

¿No va siendo hora que, desde las instituciones y los políticos implicados en nuestro país, se aborde esta situación desde la óptica de la violencia de sus políticas y de su impacto en el daño de la población? De no ser así, estamos lejos de las soluciones y más cerca de los abismos.


BIBLIOGRAFÍA

  • [i] Integrantes del Grupo LARCS: María José Vílchez Lara, María C. Vázquez Torres, Elena García Sánchez, Raúl Sánchez Fernández, Juan José Portolés Radiu, María Luisa Álvarez Méndez, Emilio Silva Barrera y Juan Antonio Palacios Castaño, entre otros
    [ii] Fouad, Fouad M et al.. Health workers and the weaponisation of health care in Syria: a preliminary inquiry for The Lancet–American University of Beirut Commission on Syria.The Lancet. 14/04/17. Consultado con fecha 29/05/17 http://www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736(17)30741-9.pdf
    [iii] WHO. “Attacks on health care: Prevent, protect and provide. Report on attacks on health care in emergencies. Based on consolidated secondary data 2014 and 2015. 05/16. Consultado con fecha 29/05/17 http://www.who.int/hac/techguidance/attacksreport.pdf
    [iv] Unicef-Oxfam Intermon. “Un año de agenda 2030 en España mucho por hacer”. Septiembre 2016 https://old.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/un_ano_de_agenda_2030_en_espana.pdf
    [v] Enzensberger, H.M. (1994). Perspectivas de guerra civil. Anagrama. Barcelona. 86 págs. Edición original: Suhrkamp, Francfort, (1993)
    [vi] Galtung, Johan. Violencia, guerra y su impacto: Sobre los efectos visibles e invisibles de la violencia en Polylog. Foro para filosofía intercultural 5. 2004 http://them.polylog.org/5/fgj-es.htm
    Es la traducción de la parte 1 de un artículo programático previo: Galtung, Johan. After Violence: 3R, Reconstruction, Reconciliation, Resolution. Coping With Visible and Invisible Effects of War and Violence, http://www.transcend.org/TRRECBAS.HTM
    [vii] Galtung, Johan (2003), Violencia Cultural, Guernica-Lumo, Gernika Gogoratuz, p. 9; más desarrollado en Galtung, Johan (1980), The Basic Needs Approach, en Katrin Lederer, David Antal y Johan Galtung (Eds), Human Needs: A Contribution to the Current Debate, Cambridge (Massachusetts), Oelgeschlager, Gunn & Hain; Koningstein, Anton Hain, p. 55–125. https://www.transcend.org/galtung/papers/The%20Basic%20Needs%20Approach.pdf
    [viii] Galtung, Johan (2003) Trascender y transformar. Una introducción al trabajo de conflictos, México, Transcend – Quimera, introducción.
    [ix] Arteaga Botello, Nelson (2006). Reseña de “Transcender y transformar. Una introducción al trabajo de conflictos”. Espacios Públicos, vol. 9, núm. 17, febrero, 2006, pp. 481-484. Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca, México http://www.redalyc.org/pdf/676/67601733.pdf.
    [x] Galtung, Johan (2003) Paz por medios pacíficos. Paz y conflicto, desarrollo y civilización, Bilbao, Gernika Gogoratuz. Pag. 3
    [xi] Galtung, Johan (1998) Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución. Afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia, Bilbao, Gernika Gogoratuz. Pag.16
    [xii] Citado por Fundación Martin Niemoeller. Consultado con fecha 29/05/17 http://martin-niemoeller-stiftung.de/martin-niemoeller/originaltexte.
    [xiii] Galtung, Johan (1998) Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución. Afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia, Bilbao, Gernika Gogoratuz. Pag. 14

Enlace a la publicación en el medio: http://blogs.publico.es/salud-y-pensamiento/2017/06/13/violencia-contra-la-sanidad-parte-2-violencia-estructural-guerra-molecular-y-miseria/

 

 

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